CAPÍTULO 2: TIERRA DE ANTIGUA GLORIA
Al contrario de lo que pensaba, Leonidas WalzemÜller fue autorizado para iniciar su viaje a Triana, sin grandes dificultades .El Cardenal Marizzano fue convencido por una buena cuota de razones humanitarias que el padre le expuso por cerca de una hora.En dicha conversación, el joven sacerdote le recordó todos los esfuerzos que la Orden realizó y financió para encontrar al hermano de sor Delia y del estado de salud en el que el joven se encontraba,.Razones de sobra para requerir atención inmediata de su hermana.
-Yo entiendo, Eminencia, la urgencia de la Orden, más, ¿no podría hacer una excepción con sor Delia?.-Rogó una vez más el padre Leonidas
-Veo, padre, que en el fondo de su corazón, no desea hacer tal viaje.
El Cardenal había dado en el blanco, pero algo así no se podía reconocer.En realidad, Leonidas, no se sentía a gusto con esta nueva situación y se sentía culpable por ello.La misión debió terminar con el hallazgo del perdido y todos felices.Ya en carpeta, tenía otros casos que debía atender también, en forma urgente.
-No, yo...-replicó el padre algo avergonzado.
-Padre, Sor Delia depositó su confianza en usted.Yo lo autorizo para que viaje a Triana y traiga al muchacho.No nos hagamos más problemas.
El sacerdote asintió. Dos días después de aquella entrevista, tenía todo dispuesto para finalizar su misión.
Antes de su viaje, Leonidas se dirigió a su oficina para entregarle algunas indicaciones a su secretaria.En el trayecto, se preguntaba a menudo cuáles eran las prioridades de la Santa Orden, y el porqué no permitieron que la hermana Fitgerald viajara. Suspiró al verse cerca de su edificio.Al fin, atravesó la puerta de su despacho, saludó a la sra.Belizano y se encerró en su oficina.
En su escritorio,yacía el expediente de Daniel Fitgerald. Sólo para recordar el caso,lo abrió en la página del medio
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