CAPÍTULO UNO:Una vieja Amistad...continuación
El padre Leonidas abandonó el despacho de la religiosa con la misma inquietud con la que había llegado, sólo se tranquilizó, unos minutos después, al contemplar una vez más el jardín del convento.Se dirigió hacia los sauces cerca del riachuelo para descansar.A esa hora, las hermanas de la orden oraban por los enfermos y desvalidos del mundo para luego seguir con sus labores.Tenía el jardín para él solo.Parecía que nunca, en cuatro años lo había visto de verdad.Esos sauces..la hierba pequeña rodeando el riachuelo... y el reflejo de su cara en el agua...Por fin ,se detenía un momento para disfrutar de la verdadera paz que requiere el espíritu para pensar.
Con esta noticia, el sacerdote, podía dar por terminada la misión encomendada por la Orden Suprema y no volvería en un buen tiempo a visitar a la hermana Delia.Ahora, ella se dispondría a viajar en busca de su hermano perdido y seguramente a él le encomendarían otra tarea .Sin embargo, no podía evitar preguntarse...¿Por qué Triana?¿Cómo habría llegado hasta allá?¿y a un monasterio?.De acuerdo a los expedientes que manejaba, el muchacho jamás se separó de su hermana en sus dieciocho años.¿Por qué habría huído?."No preguntas, no respuestas, sólo casos que solucionar", ésa era la consigna de la orden y él sabía acatar.
Su reflexiones se vieron interrumpidas por el sonido del celular, el que se apuró en contestar para no molestar el recogimiento de las religiosas.
-"¿Padre Leonidas?" -preguntó una voz de mujer
-Sí, sí, con él-respondió el joven sacerdote.
-"POR FAVOR NO CORTE, LE VAN A HABLAR"
-Claro...
El sacerdote esperó unos segundos.
-"Padre Leonidas, usted habla con el cardenal Mirazzamo"
-Eminencia...
-¿Ya le dio la noticia a sor Delia?
-Sí, hace unos minutos.
-¿Dónde está?
-Yo...aún en el convento del Edén,eminencia.
-¿No, padre, la hermana?
-Ah, disculpe usted. Me pidió unos minutos para hacer unas llamadas. Está muy ilusionada por viajar y reencontrarse con su hermano menor.
Se hizo un silencio al otro lado del teléfono.
-Mire, eso no será posible, padre.
-¿Qué ocurre?
-Mire, padre, l¿Le pido un favor?...Dígale a la hermana, que la Orden no la autoriza a realizar ese viaje, aún..
-¿¡Cómo?!.La pobrecilla se va a morir.
-No puede viajar, vienen las festividades de la congregación y el Obispo la visitará esta semana para afinar detalles...Mala época eligió el hermano para aparecer.
-¡Oh...!Dar tan lamentable noticia...
El padre Leonidas bajó la vista un momento.
-Usted es un excelente investigador, embajador y hasta psicólogo.Se las arreglará.Usted es inteligente.
Leonidas suspiró con desgano, pero rápidamente se volvió al escuchar la voz de la religiosa que se acercaba.
-Padre, tantos años ayudándome y nunca le he tratado como corresponde.Venga a tomar el té conmigo.
Leonidas se sintió como un niño frente a una bondadosa madre que no sabe la travesura que ha cometido su hijito.La hermana estaba más amable que de costumbre, lo que le hizo sentir peor.
-Hermana...Gracias, pero necesito hablar con usted... algo serio.
Sor Delia cambió la expresión de júbilo a preocupación.
-¿Usted pensaba viajar hoy, verdad?
-Sí, en la noche.
El padre Leonidas clavó sus ojos claros en los de sor Delia.
-Lo siento, hermana, la Iglesia la requiere con urgencia.
-¿Cómo?-Preguntó la hermana
-Acabo de recibir una llamada del cardenal Mirazzamo.El obispo la visitará esta semana.
-Ya había conseguido que me reemplazaran para las festividades...-Dijo con desánimo.
-El cardenal siente una gran tristeza al tener que separarla de su hermano...
-¿Usted lo cree?
-¡Hermana!
-Lo siento, padre.¿Puede entenderme usted?
-Totalmente.
-Hace casi cinco años no sé nada de mi hermano...Desde que lo asignaron a usted , se lograron verdaderos avances hasta que lo encontró.
-Yo sólo gestioné...
-No sea modesto, padre.Yo sé que usted trabajó en las investigaciones que lograron dar con el paradero de Daniel.Dios me perdone...Este ha sido un día difícil.
La hermana se encogió de hombros disimulando su pena.
-Me habían dicho que en cuanto lo encontraran viajaría de inmediato a buscarlo
-Sé que las razones para retenerla son lo suficientemente justificadas, sor Delia.
La hermana se acercó al padre y le tomó las manos con suavidad.
-Gracias, por todo.
-Espero que se encuentre pronto con Daniel.
Delia Fitgerald apretó un poco las manos del sacerdote.
-Pero usted, ¿podría verlo antes que yo?
-¿Cómo , hermana?
-¿Podría usted verlo sólo un minuto y decirme como se encuentra?.¿Podría hablarle de mi?
Antes de que la situación se complicara hasta las lágrimas Leonidas aceptó.
-Usted debe autorizarme primero, para ver a su hermano.
-Claro, claro.Yo puedo enviarle a alguien para que lo...¿Usted conoce Triana?
-Sí, fui una vez hace diez años más o menos.
-¿Sabe donde se ubica el monasterio de la Rey?
-Algo, ese monasterio es sede de la ORDEN HERMÉTICA.
-Conozco a alguien que lo puede ayudar.
-No sé si será necesario, sor Delia.
Después de una pacífica discusión, la hermana convenció al padre Leonidas de viajar con una vieja amistad, como ella misma denominó a Vania Zoastro, descendiente de las antiguas familias de Triana.Teóloga por tradición familiar, Vania conocía Triana como la palma de su mano, sobretodo cuando se trataba de monumentos y monasterios.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home